Corrupción judicial en Paraguay
  La farsa del Magnicidio
 
copiado desde ABC COLOR Paraguay de 10/06/07



VERA ESTECHE ESTABA EN SU BARRIO CUANDO MURIO ARGAÑA


El pueblo de Capiibary sabe la verdad, pero ya tiene miedo de decirlo

Eda Damiana Soto Ayala, esposa de Vidal Villamayor, preso por orden del fiscal Francisco de Vargas, por haber declarado a ABC que Pablo Vera Esteche se encontraba en Capiibary cuando se produjo el atentado contra Argaña, afirma que todo el pueblo de Capiibary sabe la verdad, pero que tiene miedo de la represión de los argañistas.

CAPIIBARY.- Eda Damiana Soto Ayala, esposa de Vidal Villamayor, preso desde el 23 de diciembre pasado, afirma que todo el pueblo sabe la verdad y que muchos temen la represión de los argañistas para sostener que Pablo Vera Esteche se encontraba en su barrio, 26 de Febrero de Capiibary cuando murió Luis María Argaña.


Con signos de tristeza aparece Eda Damiana Soto Ayala, esposa de Vidal Villamayor durante la entrevista.


Su esposo, Vidal Villamayor, fue detenido el 23 de diciembre del año pasado por orden del cuestionado fiscal Francisco de Vargas, hijo del no menos polémico político liberal (wasmosista) Francisco José de Vargas, activo protagonista del llamado “Marzo Paraguayo” en 1999, cuando los argañistas, coaligados con la oposición antioviedista derrocaron al gobierno constitucional de Raúl Cubas y entronizaron como gobernante, sin elecciones, a Luis González Macchi.

La detención “prepotente y arbitraria” de Villamayor, perpetrada por orden de De Vargas habría tenido por móvil hacerlo desistir de su testimonio, según la defensa.

Tanto el campesino como otros cinco labriegos de la Calle 26 de Febrero, afirmaron a ABC en el 2006 que vieron con sus propios ojos a Vera Esteche en el barrio el día que murió Argaña.

Vera Esteche fue presentado por el gobierno de González Macchi como autor confeso del atentado.

Era el tercer y último testigo falso que había sido expuesto por la historia oficial.

\r\nEl primero de ellos, Gumercindo Aguilar, fue desenmascarado por una pesquisa de nuestro diario. El testigo falso fue asesinado en setiembre de 2003. Su esposa, Ladislaa Medina de Aguilar, acusa directamente a policías y a políticos relacionados al argañismo.

El segundo, Coco Villar, fue eliminado en julio de 1999, por efectivos de la Guardia Presidencial y de la Senad encabezados por el coronel Poisson.

Todos los acusados fueron sobreseídos libremente hace poco más de una semana.

El tercero es Vera Esteche, por cuya declaración como autor confeso (aunque declaró que él solo disparó contra el chofer sobreviviente) produjo la inmediata sentencia a la máxima pena contra Luis Rojas, Constantino Rodas y Reinaldo Servín.

La historia oficial pretende ahora mezclar a Lino Oviedo, preso político del gobierno, en el crimen, en tanto que todos los demás sospechosos están libres.

Villamayor, un humilde agricultor de la zona de Capiibary, fue capturado hace seis meses y se encuentra en Tacumbú, sin sentencia, acusado de “testigo falso” por el fiscal De Vargas.

“Le agarraron en la calle, cuando estaba atando su vaca. Le apretaron con un revólver. Ni entraron a la casa. Ni yo supe. Los vecinos me contaron. Vinieron en un auto blanco. Eran de Asunción. Ni le permitieron que se vista. Se fue con una ropa rota. Nos enteramos de que le llevaron hasta la comisaría del pueblo. Me pegué un susto muy grande”, relató Damiana.

Me fui enseguida y le rogué al comisario que no le haga daño. Jamás esperamos que ocurra esto. El lo único que dijo fue la verdad. Por decir la verdad está preso. Hace seis meses que estoy sola... (solloza). Es muy triste. Los bandidos están libres y son amigos del gobierno y ellos son los que ordenan que los inocentes vayan presos.

¿De qué vive?

Tengo mi queso, mi gallina. Algunos vecinos, los muchachos me ayudan. Sobrevivo gracias a mis vecinos. Tengo que hacer el papel de hombre y mujer. Pero Dios es grande y los más jóvenes me ayudan a buscar leña del kokue (chacra)

¿Qué querían específicamente los que vinieron a buscar a su marido?

Ellos querían que cambie su versión. Pero él dijo que está dispuesto a morir por su palabra y que si no era así no iba a ser más hombre. “Yo muero por mi palabra”, les decía.

Me da tanta rabia, tanta injusticia. A veces ya no duermo pensando que le hicieron algo, porque así como me cuentan esos bandidos que están en el gobierno son capaces de cualquier cosa.

La falta de un hombre en la casa es grande. Por eso yo lloro (se refriega los ojos).

Desde que fue llevado esposado, como un criminal, apenas una vez pudo ir a visitarlo. “Soy pobre. No tengo medios. No hay seguridad a pesar del apoyo que me dan mis vecinos”.

 
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